Entre memorias y desafíos, feministas de distintas generaciones se reencontraron para mirar juntas el futuro.
En una sala colmada de voces diversas, risas, abrazos y reflexiones encendidas, se desarrolló el conversatorio “35 años de luchas feministas: derechos, democracia y cuidados”, convocado por la Plataforma Nada Sin Nosotras -impulsada por Corporación Humanas, el Centro de Estudios de la Mujer (CEM) y el Observatorio de Género y Equidad (OGE)- junto a la Fundación Friedrich Ebert (FES Chile).
La cita, realizada el 4 de octubre pasado, fue más que un encuentro conmemorativo: fue un ejercicio colectivo de memoria, balance y proyección, en tiempos donde los feminismos enfrentan nuevas disputas y urgencias.
“Todo lo que tenemos hoy no está garantizado”, advirtió Sarah Herold, directora de proyectos de la FES, al abrir la jornada. “Defender la igualdad de género debe seguir siendo prioridad, porque no hay democracia ni justicia social sin feminismo. En distintos países vemos cómo retroceden derechos que creíamos conquistados; lo esencial es mantenernos en red, sostenidas por el apoyo mutuo y por la convicción de que ninguna está sola en esta lucha”, señaló.
Desde Nada Sin Nosotras, Paula Salvo Del Canto, presidenta de Corporación Humanas, reafirmó ese compromiso: “El feminismo ha sido y seguirá siendo el corazón de la democratización en Chile. Nuestra lucha por los derechos, los cuidados y la igualdad es también una lucha por la vida digna y por el futuro de la democracia”.

En ese espíritu, el encuentro se propuso actualizar la conversación sobre los logros, desafíos y tareas del campo feminista chileno, a partir del documento elaborado por Virginia Guzmán, subdirectora del Centro de Estudios de la Mujer y Teresa Valdés, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad, investigadoras y referentes históricas del movimiento.
Ambas presentaron un recorrido por los avances en derechos políticos, civiles, sociales y culturales de las mujeres desde 1990 hasta hoy: la ampliación de la ciudadanía, la institucionalización de la agenda de género, las leyes contra la violencia y la conquista de la paridad. Pero también advirtieron las deudas pendientes: la persistencia de la brecha salarial, la sobrecarga de cuidados, las violencias que no ceden y los nuevos riesgos del contexto digital.
“El feminismo ha transformado la política, la cultura y las instituciones. Pero la vida de las mujeres sigue marcada por desigualdades estructurales”, señaló Guzmán, subrayando que el desafío actual es resignificar el campo feminista en un escenario de retrocesos globales y crisis múltiples.
Voces que amplían la agenda
El diálogo posterior reunió a representantes de organizaciones feministas, migrantes, jóvenes y académicas. Lorena Fríes, diputada y feminista, llamó a repensar el concepto de seguridad desde una mirada de género y paz; Elena Dettoni, cofundadora de Ni Una Menos, alertó sobre la urgencia de abordar la desaparición forzada de mujeres y niñas; y Catalina Bosh desde la Organización Migrantes puso en el centro la exclusión y violencia que viven las mujeres en situación irregular en Chile.
Desde los feminismos digitales, Patricia Peña, directora de la Fundación Datos Protegidos advirtió sobre el “tecno-feudalismo patriarcal” que reproduce desigualdades a través de la inteligencia artificial y las plataformas tecnológicas, mientras la socióloga Mariela Infante y Gianella Valenzuela, vocera de género de Tremendas insistieron en la necesidad de disputar el sentido de la seguridad social y fortalecer los vínculos comunitarios y territoriales.
También hubo espacio para reflexionar sobre la violencia política de género, los retrocesos en la institucionalidad de género, el desfinanciamiento de las organizaciones feministas y la urgencia de mantener redes y articulaciones. Desde el MEMCH, Adriana Gómez recordó la vigencia del ideario de emancipación integral levantado hace 90 años y la deuda del feminismo actual con las mujeres mayores: “La intersección entre género y vejez sigue ausente en nuestras agendas”.
Tejer futuro, en tiempos inciertos
Hacia el cierre, Teresa Valdés resumió el espíritu de la jornada: “Estamos hablando poco públicamente, y eso también es un síntoma. Es tiempo de volver a escribir, de levantar nuestras voces y de disputar sentido en el espacio público. No hay democracia sin nosotras, pero tampoco sin nuestras palabras”.
La reflexión final de Virginia Guzmán resonó como tarea común: seguir articulando el campo feminista, sostener la resistencia y fortalecer las redes que nos han permitido avanzar.
El documento completo “35 años de luchas feministas: derechos, democracia y cuidados”, con datos, análisis y propuestas, puede descargarse aquí

