“Si bien las distintas fuerzas transformadoras compartían la convicción del cambio no tenían necesariamente la misma comprensión del cauce que debía seguir el proceso ni de los horizontes donde llegar, así como tampoco la misma práctica política e institucional previa en debates políticos y construcción de acuerdos. Luego de arduos meses de trabajo el texto constitucional tomó su forma definitiva. A través de intensas jornadas que entrelazaron entusiasmos, desvelos y preocupaciones con momentos de estudio, asesorías especializadas, consultas, debates y posteriores acuerdos, se avanzó en la escritura y reescritura del texto, el que fue entregado en el plazo acordado. Tres comisiones le pusieron el broche final. La de preámbulo encargada de recuperar el sentido histórico del proceso, la segunda, de elaborar las normas transitorias, de tránsito de la nueva Constitución hacia la ciudadanía y hacia el Estado y finalmente la tercera que, a través de un trabajo de armonización, dota de coherencia y fluidez al texto. Las propuestas de cada comisión fueron aprobadas por el pleno”