La protesta social del año 2019 desbordó los canales institucionales con una potente y espontánea energía que dio materialidad al rechazo de las políticas neoliberales y a la exigencia de una Nueva Constitución. Durante este año se fue construyendo en las discusiones de los cabildos, en la formación de nuevas organizaciones, en asambleas virtuales durante la pandemia, una mayoría social ciudadana. El debate diverso en torno a una sociedad deseada hizo visibles y públicas las concepciones y propuestas feministas, medioambientalistas, de los pueblos originarios y de la disidencia sexual. Otras más específicas en torno a las formas de gobierno se refieren a la necesaria descentralización como forma de enraizar la democracia.