Desde 1990 la presencia de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado significativamente. A ello han contribuido transformaciones culturales y una mayor conciencia de género que explica que el trabajo para la mayoría de las mujeres sea parte sustantiva de su identidad y desarrollo personal. Simultáneamente los cambios en la organización productiva y mercado laboral se han traducido en una mayor demanda de trabajo para las mujeres. En las últimas décadas se ha elevado el número de mujeres que quieren trabajar en relación con el total de la población femenina en edad de trabajar. Más mujeres empleadas, tanto asalariadas como empleadoras y autónoma; y las más jóvenes se incorporan al mercado de trabajo con un mayor nivel formativo que en las generaciones anteriores.